A los 8 años suceden notables cambios fisiológicos, psicológicos y cognitivos en los niños.
Desarrolla un caminar firme, los sonidos del habla se forman cada vez más en el centro de la boca, y son articulados más directamente, su constitución es claramente más fuerte. El corazón se hace más grande, es capaz de recibir más volumen de sangre y se establece una nueva proporción entre respiración y circulación sanguínea, a razón de una respiración por cuatro pulsaciones. El crecimiento comienza a concentrarse más en las extremidades y el metabolismo y aumenta la anchura del tronco. En algunos esta edad está marcada por síntomas de fatiga, dolor de cabeza y barriga, náuseas, mareo, apetito variable, asma, eccema y trastornos en el sueño.
En el tercer grado el niño experimenta una dualidad en sus sentimientos cuando percibe el mundo. La experiencia interior subjetiva y la realidad objetiva del mundo se encuentran enfrentadas dentro del alma del niño. Surge el cuestionamiento de las cosas, la duda, la soledad y una incipiente tendencia a criticar. Las emociones opuestas de sensación de pérdida de la anterior unidad con el mundo y un sentido de admiración al ver el mundo de otra manera, a menudo provocan confusión e inseguridad que pueden verse expresadas en evidentes cambios de comportamiento.
A medida que se van haciendo más conscientes de sí mismos y del entorno físico donde viven, emerge en ellos un nuevo interés por el mundo práctico y material. Después de practicar sus habilidades en alfabetización y cálculo del segundo grado ahora pueden aplicarlas a un gran repertorio de situaciones cotidianas que requieren medir o pesar, resolver pequeños problemas, escribir cartas formales.
El maestro de clase ayuda a transformar el sentimiento inicial de separación del mundo físico, en un sentimiento de responsabilidad ante el mundo implicando a toda la clase en la experiencia de trabajar juntos en la construcción, la horticultura y diferentes oficios correspondientes a cada sitio. También las imágenes del Antiguo Testamento, sus leyes y su liderazgo ayudan a promover su seguridad interior. Es importante que los maestros ofrezcan directrices muy claras para el comportamiento y den a los niños confianza en la autoridad de los maestros.
En cuarto grado la autoactividad del niño armoniza la relación entre respiración y circulación sanguínea. La confianza en su nuevo estado se expresa en una cualidad de vigor y entusiasmo para mirar hacia el mundo y aprender de él. Se inician explícitamente las ciencias naturales con un estudio del reino animal en relación con el ser humano, desde el punto de vista morfológico.
La finalidad del cuarto grado es sobre todo canalizar positivamente la poderosa energía que los niños de 10 años llevan al aula. Los estudiantes necesitan verse desafiados, puestos a prueba en todos los aspectos de su trabajo, “trabajo, trabajo y mucho trabajo” es la mejor consigna para este curso.
Por medio de clases presentadas imaginativamente, los maestros responden al interés de los niños por áreas de conocimiento más concretas y ofreciendo oportunidades de más independencia en sus tareas. Ellos necesitan encontrar una nueva relación con su trabajo, compañeros y maestros. Las historias de los dioses nórdicos y demás historias donde la oscuridad y el mal se hacen más concretos, el estudio del entorno local con su sentido social y geográfico e iniciar el proceso de confección de mapas.
Fuentes: “Plan de Estudios de la Pedagogía Waldorf-Steiner”, de Tobias Richter; “Pedagogía Waldorf, una Educación hacia la Libertad”, de Frans Carlgren