En Escuela Caracol, todo lo que se hace es con amor y con la dedicación honesta de corazones comprometidos con el desarrollo integral de nuestros alumnos y de nuestra comunidad. A continuación te queremos compartir esta carta escrita por Carmen María Alvarado Benítez, maestra que acompañó por varios años a nuestro recientemente graduado grupo de sexto primaria.

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Este año trajo consigo una cantidad de retos y nuevas experiencias para el mundo entero, cada quien desde su experiencia vivió y se sobrepuso a las circunstancias. Este año era el último año en Escuela Caracol para mi grupo de estudiantes y para mí. Tuvimos que adaptarnos a la idea de que este año sería diferente de lo que habíamos esperado por años, con mucho coraje para aceptar que nosotros y solamente nosotros éramos los destinados a vivir esta situación en nuestro último año, no tendríamos viajes o noches de astronomía juntos, pero sabíamos que ya llevábamos un equipaje cargado de experiencias, anécdotas, días y momentos felices, amistades para toda la vida y mucho conocimiento nuevo sobre el mundo, y que todo esto vivirá con nosotros el resto de la vida.

Este grupo graduando de Escuela Caracol siempre se caracterizó por ser un grupo totalmente vital, siempre dispuesto a todo, alegre, comprensivo, capaz de asumir los retos y responsabilidades, por eso a pesar de que teníamos tristeza por las cosas que perdimos este año, el grupo entero supo tener el coraje de aceptarlo y de igual manera disfrutar lo que podíamos tener juntos según las posibilidades. Así terminamos nuestra ronda en Escuela Caracol, llenos de coraje, llenos de esperanza y llenos de voluntad y amor por lo que logramos vivir juntos.

Nuestro grupo vivió tanto en esta escuela, varios de los niños empezaron este camino cuando tenían tan solo tres años, disfrutaron tanto lo que vivieron en compañía de las maestras del kínder y sus compañeros de otras edades con los que convivían y jugaban, allá aprendieron y desarrollaron la voluntad, que aún les acompaña. El grupo se consolido cuando a sus siete año empezaron primero primaria, listos para empezar a descubrir y aprender el mundo, la otra mitad del grupo se unió y a lo largo del tiempo compañeros de todo el mundo fueron llegando, algunos se quedaron, otros salieron pero cada uno dejó una marca especial y son recordados y mencionados casi cada día por sus compañeros.  El grupo fue recibido por el maestro Ervin, quien dejó las bases para un grupo de niños tan comprometido y sensible con el mundo, con ritmos y forma de trabajar impecables.

Hacia el tercero de primaria tome el grupo, llegué justo en el momento del “Rubicón” cuando los niños estaban en el momento de acercarse al mundo real, conocer del tiempo, de la vida práctica ¡hicimos tanto!  Poco a poco los niños descubrían el mundo a su alrededor, y yo les acompañaba para que por su cuenta pudieran descubrir como funciona este mundo en el que vivimos, esta curiosidad creció año con año, cada vez más observadores, cada vez más motivados a descubrir el mundo a través de lo que llegaría a ser ciencia, aprendimos del humano y sus secretos, de los hermanos animales, de nuestra relación con las plantas en botánica, de lo que significa ser un ser humano en el mundo, y la responsabilidad tan hermosa que tenemos. Cada vez que los niños descubrían más y más era una conquista, un logro, un momento de asombro que vive en ellos y en su capacidad de descubrir y de preguntarse, hasta que llegamos a las razones, causas y efectos de la magia que nos rodea, la física, la astronomía, la historia de la tierra y vestigios en las rocas con mineralogía. Con un deseo de descubrir al mundo y con gran capacidad creadora, así fueron formados estos niños.

Escuchamos tantas historias, de lugares remotos, de lugares cercanos, de nuestros abuelos, de los abuelos de los abuelos, de grandes personajes, grandes civilizaciones, de cómo el mundo llego a ser como es hoy por todo lo pasado, supimos que el mundo es enorme pero que todos somos iguales, que todos buscamos lo mismo. En los niños resuenan historias, personajes, a los que dieron vida con mi ayuda pero con sus mentes, sus maravillosas mentes y corazones.

Escuchar y compartir con mi grupo, ahora un grupo de jovencitos, es ver gente que está creciendo de una manera rica, que han crecido con la capacidad de ir a la libertad, de preguntarse, de hacer tantas cosas con tantos talentos cultivados en estos años, gente con propósito y con responsabilidad para el futuro y para sus comunidades, gente consciente de su responsabilidad para con el mundo, pero sobre todo con el regalo de la libertad, con una confianza admirable, aun con tanta nostalgia por lo que terminamos, cada uno expresa tener estos años como un regalo que será llevado siempre dentro del ser.

Acercándonos a los años de adolescencia, la visión a veces sombría de algunos, la nostalgia y tristeza de otros por separarse de sus amigos y su escuela y la emoción de todos por emprender nuevos caminos, todos compartimos el camino hasta ahora y todos nos paramos ante el futuro con la frente en alto, sabiéndonos capaces de afrontar lo que vendrá y lo que busquemos, porque los niños de Escuela Caracol son niños que regalaran al mundo y a sus vidas los frutos de las semillas sembradas por nueve años, una visión del mundo en cooperación, en armonía, en alegría, en belleza, amor. Y así será, tenemos plena confianza en lo que vendrá.

Carmen María Alvarado Benítez

Maestra