Mercedes Franco, administradora de la Escuela Caracol es una mujer llena de fuerza y vitalidad. Licenciada en Derecho, Masters en democracia participativa, en gestión ambiental y en evaluación de estudios de impacto ambiental, ha completado sus estudios de doctorado en Cooperación, Globalización y Desarrollo, y posee un certificado de enseñanza de España. Su historia es un ejemplo inspirador. Mercedes nació en España, donde vive su familia, y es madre soltera de un hermoso bebé. Su pasión desbordante es contagiosa y su espíritu una gran referencia para todos los que tenemos la suerte de trabajar con ella.
Mercedes, cuéntanos cómo saliste de tu país y cómo llegaste a Guatemala:
Había razones personales y de trabajo. Me ofrecieron una oportunidad de trabajo en la que yo podía trabajar en equipo con mi pareja y mi mejor amiga en una ONG. Aunque en un principio no quería salir de España, finalmente me decidí a salir de mi país motivada por la situación en la que dos personas tan cercanas a mí estarían a mi lado.
¿Qué trabajo/s has tenido antes de venir a la Escuela Caracol?
Durante tres años fui coordinator de participación ciudadana para una ONG que trabaja con las municipalidades y las comunidades de Sololá. Más tarde trabajé tres años como coordinadora de un proyecto de salud para reducir la mortalidad materna en Departamento de Sololá, trabajando políticamente con el Ministerio, la Municipalidad y los 10 jefes de salud de distrito y la comunidad. Durante mi embarazo trabajé como consultora para la cooperación international durante un año. Después de eso comencé a trabajar para la Escuela Caracol.
¿Cuál fue tu primera impresión de la Escuela Caracol?
Lo primero que pensé fue «espero que me den el trabajo.» Es un lugar muy bonito para trabajar y yo sabía que cuando mi hijo llegara a la edad apropiada, la escuela sería una gran oportunidad para él. Mi idea era salir de este país en un futuro próximo debido a la desastrosa situación de la educación, pero una vez dentro de la Escuela Caracol, mis pensamientos iniciales cambiaron. Mi hijo es aún muy pequeño por lo que viene a la escuela acompañado de una niñera y puede quedarse conmigo. Trabajar aquí me permite también pasar más tiempo con mi hijo.
¿Puedes compartir algunos de los aspectos más destacados de tu trabajo en la Escuela Caracol?
Después de más de 20 años trabajando en cooperation al desarrollo, este es uno de los proyectos más auténticos que he conocido. Subsistimos casi en su totalidad por la voluntad de los donantes y el equipo de la escuela, dando siempre lo mejor posible. La escuela es un catalizador para el cambio futuro, y una oportunidad para los niños y niñas. Veo cómo la escuela mejora en gran medida la vida de muchos y a muchos niveles. La educación pública en Guatemala es muy deficiente. Mi trabajo en escuelas de la comunidad me ha demostrado que la formation de los docentes es escasa y en un clime de falta de recursos. Escuela Caracol ofrece valores auténticos gracias a la ayuda del equipo y la presencia de la comunidad, tanto a nivel educativo como humano. Los niños y niñas son el corazón de nuestra escuela, todo gira alrededor de ellos. Creo que incluso en España es difícil encontrar un lugar como éste. Incluso si encontramos una escuela Waldorf, la misma no va a tener ni el entorno natural que el Lago Atitlán ofrece ni la diversidad cultural en la que las niñas y niños comparten y se desarrollan. Trabajar en este entorno y en el lugar donde mi hijo va a educarse me motiva enormemente y me hace sentirme muy agradecida con la vida que tengo.
¿Cómo contribuye la Escuela Caracol a la comunidad?
En muchos niveles Escuela Caracol ofrece la oportunidad a toda la comunidad. Involucramos a las madres y padres en la educación de sus hijos. Esto no es común en cualquier comunidad guatemalteca y representa desarrollo para toda la comunidad. Es más luz y esperanza para todos. Aunque estamos en una etapa temprana de desarrollo, estamos logrando grandes cosas.
¿Qué habilidades que aprenden los estudiantes en esta escuela que no suelen ser enseñadas en la escuela pública?
En esta escuela a las niñas y niños se les enseña a amarse y a confiar en sí mismos. Es lo más grande que un niño puede aprender. A partir de ahí se desarrollan creativamente y mejoran sus dones. Una persona creativa siempre tiene más recursos para hacer frente a las situaciones que se presentan en la vida. Aquí la voluntad se fortalece con cada actividad, y las artes tienen un papel importante. El ambiente es de gran ayuda, ya que en esta comunidad educativa todos nos sentimos cerca unos de otros, lo que proporciona una comodidad que permite a los niños ser ellos mismos sin temor o presión. La escuela es un paraíso de jardines, la naturaleza para nosotros es el centro de todo. Somos hijos de la tierra, y honramos a nuestra madre.
¿Cómo te imaginas la Escuela Caracol en el futuro?
Me imagino esta escuela como un referente, no solo de la pedagogía Waldorf sino de una escuela que destaca por su calidad educativa y humana, tanto a nivel regional como nacional e internacional. Ya somos un punto de referencia a nivel internacional y mucha gente nos mira. Con nuestro esfuerzo, ¿qué no vamos a ser en el futuro? Me imagino una gran escuela que también ofrece educación secundaria. Aquí llegarán los hijos de los niños que ahora se gradúan. Si el presente ya es prometedor, el futuro está lleno de luz.